6 de Enero 2005
FALLING INTO YOU
Empapada por su mansedumbre eligió el sonido de las olas para arroparse el alma... Era una noche radiante, y a orillas de la playa paseaba esta joven, casi desnuda, como llevada por la brisa estival. El aroma de su piel iba dejando un rastro azucarado, casi degustable, y su vestido amplio, vaporoso, dejaba intuir la voluptuosidad de sus pequeños senos. En el pelo, una flor blanca que recogía su larga melena rizada. Caminaba despacio pero decidida, mirando al cielo, como poseída por la luz de la luna, luz que se reflejaba en la inmensidad de sus ojos negros... Al observarla comprendí el siginificado de la palabra magia en todo su esplendor. De sus labios brotaba una melodía lejana pero envolvente, tan dulce que se hacía casi empalagosa: " Estoy cayendo en ti, cayendo como una hoja, cayendo como una estrella...". Los granos de arena se humedecían al contacto de sus pies dejando huellas profundas, inborrables, y cuando la brisa se topaba con sus caderas las roedaba, las abrazaba hasta formar un pequeño remolino de viento que se perdía más abajo de su ombligo. "Cierra los ojos, déjame besarte, y mientras duermas no pararé de extrañarte..." seguía cantando, y su voz me atraía hasta las zonas más agrestes de su anatomía para percatarme de que la luna la estaba iluminando a capricho, sucumbiendo al deseo que emanaba de sus inquietas manos, que no paraban de acariciar los muslos...
Vi entonces como desprendía la flor de su pelo para olerla por última vez y arrojarla al mar, pétalo por pétalo, como si deshojara su corazón, con el mismo dolor y la misma delicadeza, procurando que no se rompiesen, y tras los pétalos fue su cuerpo, dejándome estos últimos versos por compañía :
