19 de Octubre 2004

DE VIAJE

Apenas logró dormir esa noche... El calor envolvió su cuerpo, turbió su mente, y un estado febril la mantuvo en vela en medio de la nocturnidad, envuelta por fantasías forzadas y realidades efímeras, rozando el limbo del delirio, quizá lejana ya de la cordura... Se lenvantó y apenas dió unos pasos. Su vista no era muy nítida, sentía un ligero mareo que cada vez se hacía más obvio, pero siempre se decía "Nada que no se pase con un buen café". Se duchó, tomó aquel jugo amargo y oscuro y salió a la calle algo más despejada. Como cada día cogió el metro. Bajó las escaleras con dificultad.

Una vez dentro de ese gran tubo subterraneo volvió a notarse débil... Una sensación agobiante, extraña, ajena hasta entonces, se instalaba en cada célula sin previo aviso. Decidió contrarrestar la confusión con distracción: miraba los carteles, ojeaba la portada del periódico, observaba a la gente en el anden... No transcurrió mucho hasta que el tren penetró en la estación repleto de vagones, y estos, a su vez, repletos de personas... Hora punta, comienzo del otoño, más de lo de siempre...

Entró en aquel cubículo alargado de ojalata y se agarró a la barandilla. Ni siquiera le dio tiempo a observar si había alguna cara conocida; el calor era cada vez más sofocante, más asfixiante, similar al que desprenden los cuerpos cuando están muy próximos, tan próximos que se absorven la energía unos a otros... En medio del silencio comenzó a oir voces lejanas,a notar cómo algo o alguien le arrebataba su energía, a sentirse un poco menos ella, un poco más libiana...

De repente el vagón se tiñó blanco y un relax que no experimentaba desde hacía mucho tiempo tomó su cuerpo... Las voces se convirtieron en susurros más lejanos todavía... La sensación de ligereza era tal que creía estar flotando entre toda aquella algarabía de cuerpos, se elevaba, no sabía hacia donde, pero cada vez le importaba menos...

El calor era más tenue ahora, había alcanzado una temperatura ideal, incluso familiar... Volvieron a su cabeza los baños que tomaban juntos al volver del trabajo, aquellos que ya había olvidado y que ahora, gracias a ese estado de deliciosa inconsciencia, regresaban a su mente recordándole lo que era sentirse segura, en paz : No surrender, no fears...

De repente, movida por un impulso súbito, abrió los ojos, todo había vuelto a su sitio: colores vivos, voces claras, miradas permanentes... Todos aquellos cuerpos se habían empeñado en rescatarla de aquel vahído maravilloso que por fin, le había hecho cruzar el limbo de la noche anterior, un limbo insignificante hasta entonces, un limbo que le había invitado a probar una vez más el sabor de los recuerdos, unos recuerdos que ahora empezaban a no saber tan amargos... Y pensó que aquel estado no era para nada desagradable. Y pensó por qué no le habían dejado quedarse allí, envuelta por la ensoñación, acariciando otro tipo de vida, acompañada por aquellas voces que le alejaban de la soledad, pero absorta del mundo... Al fin y al cabo, era lo único que anhelaba en esos momentos...


LA_BANERA-A.jpg

Escrito por Soraya a las 19 de Octubre 2004 a las 09:34 PM
Comentarios

Tranquila, un gelocatil y un buen sueño te vendran bien. Todo pasa ;)

Escrito por Wayne a las 20 de Octubre 2004 a las 12:34 AM

Hay que tener mucha cara para usar esa bañera...

Escrito por Somófrates a las 20 de Octubre 2004 a las 07:14 PM

Ya sabes, soy un poquito fetichista...XDDD

Escrito por Soraya a las 20 de Octubre 2004 a las 07:58 PM
Escribir un comentario









¿Recordar informacion personal?