Temblad Malditos!!!

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Soberbia...Ese pecado capital en el que el hombre incurre tantas veces,llenándose la boca con pensamientos como "Eso no me pasará a mí"; nuestra naturaleza es cobarde y ni siquiera tenemos valor para decirlo en alto " ESO NO ME PASARÁ A MI ", es demasiado arriesgado tentar al destino, ser osado,dar la cara. Nos hinchamos como pichones en el cortejo,miramos a otro lado ante lo malo que le sucede al prójimo y pensamos " Tendría que tener muy mala suerte para que me pasara eso a mí". Ego,ego,ego.Se nos enfría el corazón ante la desgracia ajena hasta el punto de formar una coraza de hielo; y es cuando esa desgracia nos roza, nos hiere, nos toca de frente,viene hacia nosotros y es inevitable,como el amanecer,cuando reaccionamos,cuando nos damos de bruces en el suelo y la realidad nos parte los dientes . Solo así , el hombre aprende a ponerse en la piel del otro, y entonces la afirmación frívola se convierte en duda existencial "¿ Y porqué a mi?". Ego, ego, ego. Ayer entré en tu habitación y te vi; iba por el pasillo acercándome a tu cuarto y temblaba como una hoja. El pecho me dolía, notaba como mi corazón luchaba por partir mi coraza de hielo de la forma que lo está haciendo tu corazón , pero por vivir. Notaba como la escarcha me hacia heridas, notaba que me escocía el alma, y la sangre se desbordaba por mis venas con una pena insostenible y una impotencia súbita. Igual que todos los terrores son efímeros todos los placeres son eternos...Algo así decía Manuel Vicente en "Tranvía a la Malvarrosa"... La naturaleza ha dado algo bueno a su arma de doble filo: el hombre. Algo que le ayuda a sobrellevar la pena cuando la soberbia queda reducida a lo más ínfimo .Ese algo es el olvido. Me refiero a saber sopesar los recuerdos y quedarse con todo lo bueno ,olvidar, o desdibujar, hasta lo inapreciable aquello que nos perturba, que nos desborda y nos desvive, aprender a no desmoronarnos ante las bofetadas que ignorábamos nos iba a dar la vida A NOSOTROS, en fin, a seguir viviendo . Por todo eso, y porque eres alguien especial para todos los tuyos y para todos los que te apreciamos y queremos, sé que esa habitación quedará en el olvido. Para mi, siempre serás Felipe, el que vino a recogerme a casa para ir con su hija (mi casi hermana) a disfrutar del campo, Felipe, con el que compartíamos risas y viajes de regreso a casa, el de la caña de pescar y la gorra, el que nos trató siempre con cariño y nos abrió las puertas de su casa... No soy capaz de poner fin a estas líneas, ni siquiera Shakespeare fue bueno para las despedidas ... " Buenas noches, buenas noches... La despedida es tan amarga, que estaría diciendo buenas noches hasta el amanecer ".